Cómo educar a un labrador cachorro
Si tu perro labrador está un tanto descontrolado, ha entrado en la
adolescencia canina y hace lo que se le antoja, quizás has sido
demasiado complaciente con el animal, y no le has dado la mejor
educación, que no es lo mismo que haberle dado adiestramiento.
El adiestramiento o entrenamiento incluye moldear la conducta del animal, muchas técnicas se resumen en comandos de voz o gestos que estimulan al animal a hacer algo.
Por otro lado, la educación es en el hogar, puertas para adentro, y se trata de reconocer el comportamiento adecuado así como las redes de relaciones familiares, las jerarquías, respetar la voz de mando en casa. ¿Cómo recordarle esto a un animal que ya no es cachorro?
El perro labrador es una raza que requiere de amplia movilidad y ejercicio. También gusta de los juegos, por lo que a menudo puede confundir ambas actividades. Pero definitivamente no debe tomar el buen comportamiento en casa como una posibilidad de ejercicio: si tu perro corre de una a otra punta de tu casa, poniendo a riesgo todo elemento y a todas las personas que por allí pasen, tómalo de su collar, sin mirarlo a los ojos ni representar para el animal una amenaza, y llévalo al jardín o al parque con su correa. Haz que comprenda por su propia cuenta que el sitio para correr de esa forma es afuera de la casa, sin regañarlo, pues en verdad no está haciendo más que lo que su raza pide.
Por el mismo motivo, evita realizar el entrenamiento o adiestramiento del animal en el mismo sitio donde se hace el descanso. Hazlo en el jardín, en la terraza, en un parque cercano, pero no en el living de tu hogar. Haz que el animal comprenda que hay diferencias de actividades en relación a cada ambiente.
Si vives en familia, asegúrate de enseñar a los demás miembros de la familia los comandos y el uso correcto de los tonos de voz. Si tu usas tu voz grave para mostrarle descontento cuando tu perro labrador tumba algo al piso o le salta arriba a tus invitaos, pero luego tus hijos se ríen, le gritan o usan otros comandos, el animal sólo se sentirá confundido y no comprenderá que lo que ha hecho es una mala acción, por lo que es probable que vuelva a cometerla.
Las palabras que se usen han de ser siempre las mismas, y específicas para cada “orden” o “restricción” que quieras darle a tu perro labrador en plena etapa de educación: si te pasas todo el día gritándole “no”, el animal no logrará distinguir qué es lo que sucede, ni la gravedad de sus acciones. Usa palabras especiales para cada acto, haz que toda la familia y los invitados frecuentes también las usen (por ejemplo, cuando les salta encima que le digan “abajo” en lugar de “no”), y tu perro labrador será un animal no solo bien adiestrado, sino principalmente: bien educado.
El adiestramiento o entrenamiento incluye moldear la conducta del animal, muchas técnicas se resumen en comandos de voz o gestos que estimulan al animal a hacer algo.
Por otro lado, la educación es en el hogar, puertas para adentro, y se trata de reconocer el comportamiento adecuado así como las redes de relaciones familiares, las jerarquías, respetar la voz de mando en casa. ¿Cómo recordarle esto a un animal que ya no es cachorro?
Diferenciar entre juego, ejercicio y obligación
El perro labrador es una raza que requiere de amplia movilidad y ejercicio. También gusta de los juegos, por lo que a menudo puede confundir ambas actividades. Pero definitivamente no debe tomar el buen comportamiento en casa como una posibilidad de ejercicio: si tu perro corre de una a otra punta de tu casa, poniendo a riesgo todo elemento y a todas las personas que por allí pasen, tómalo de su collar, sin mirarlo a los ojos ni representar para el animal una amenaza, y llévalo al jardín o al parque con su correa. Haz que comprenda por su propia cuenta que el sitio para correr de esa forma es afuera de la casa, sin regañarlo, pues en verdad no está haciendo más que lo que su raza pide.
Por el mismo motivo, evita realizar el entrenamiento o adiestramiento del animal en el mismo sitio donde se hace el descanso. Hazlo en el jardín, en la terraza, en un parque cercano, pero no en el living de tu hogar. Haz que el animal comprenda que hay diferencias de actividades en relación a cada ambiente.
La fuerza de nuestra voz
La raza del perro labrador es de caza, mejor dicho: de recuperación de las presas. En su memoria más natural posee ciertos códigos que capturan más y mejor su atención, y una de estas es la voz humana. Los animales responderán con más atención a los tonos de voz agudos, altos, chirriantes, como los que usas para jugar o las voces de los niños. Pero, por el mismo motivo, temen y respetan más los tonos de voz bajos, graves y hasta algo monótonos. Por eso, para demostrarle tu descontento ante una mala acción no le grites (esto lo excitaría aún más), sino que debes hablarle en un tono de voz grave, bajo, calmo. Este es el tono que el perro labrador reconocerá como de disgusto por tu parte.Si vives en familia, asegúrate de enseñar a los demás miembros de la familia los comandos y el uso correcto de los tonos de voz. Si tu usas tu voz grave para mostrarle descontento cuando tu perro labrador tumba algo al piso o le salta arriba a tus invitaos, pero luego tus hijos se ríen, le gritan o usan otros comandos, el animal sólo se sentirá confundido y no comprenderá que lo que ha hecho es una mala acción, por lo que es probable que vuelva a cometerla.
Las palabras que se usen han de ser siempre las mismas, y específicas para cada “orden” o “restricción” que quieras darle a tu perro labrador en plena etapa de educación: si te pasas todo el día gritándole “no”, el animal no logrará distinguir qué es lo que sucede, ni la gravedad de sus acciones. Usa palabras especiales para cada acto, haz que toda la familia y los invitados frecuentes también las usen (por ejemplo, cuando les salta encima que le digan “abajo” en lugar de “no”), y tu perro labrador será un animal no solo bien adiestrado, sino principalmente: bien educado.